domingo, 29 de noviembre de 2009

dame refugio

una tormenta está amenazando
mi vida hoy
Si no consigo refugio
voy a desaparecer

La guerra, niños, está a un solo tiro de distancia
Está a un solo tiro de distancia

el fuego está arrasando
nuestra propia calle hoy
Arde como una alfombra roja de carbón
Un toro loco perdió su camino

La guerra, niños, está a un solo tiro de distancia
Está a un solo tiro de distancia

Violación , asesinato
A un solo tiro de distancia

El diluvio esta amenazando
Mi propia vida hoy
Dame, dame refugio
O desapareceré

La guerra, niños, está a un solo tiro de distancia Está a un solo tiro de distancia Está a un solo tiro de distancia
Está a un solo tiro de distancia

Te digo…el amor, hermana, está a un solo beso de distancia
Está a un solo beso de distancia


sábado, 28 de noviembre de 2009

jueves, 26 de noviembre de 2009

a song for you

Como las flores que desde la cumbre del Ida derramó la madre Tierra cuando Júpiter se unio a Juno en lícito himeneo y se abrasó todo su ser en el fuego del amor, asi resplandecieron las rosas, las violetas y la flexible juncia; los blancos lirios pusieron una sonrisa en la verde pradera; asi invocó la tierra a Venus para que bajara al suave césped; y el día particularmente esplendoroso favoreció nuestros amores secretos.

martes, 24 de noviembre de 2009

sábado, 21 de noviembre de 2009

helpless



Hay una ciudad en el norte de Ontario
Con sueños, comodidades y recuerdos disponibles
Y en mi mente aún necesito un sitio adonde ir,
Todas mis oportunidades estaban allí..

Azules, ventanas azules tras las estrellas,
La luna amarilla que asciende,
Grandes pájaros volando por el cielo,
Lanzándonos sombras a nuestros ojos.
Nos dejan

Impotentes, impotentes, impotentes
Cariño, ¿puedes oirme?
Las cadenas están cerradas y atadas a la puerta,
Cariño, canta conmigo como sea.

Azules, ventanas azules tras las estrellas,
La luna amarilla que asciende,
Grandes pájaros volando por el cielo,
Lanzándonos sombras a nuestros ojos.
Nos dejan

Impotentes, impotentes, impotentes.

viernes, 20 de noviembre de 2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

la chica mas guapa de la ciudad


Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero v serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo, y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decían que estaba loca. Lo decían los tontos. A los hombres Cass les parecía simplemente una máquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.

Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: `No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas… todo fachada y nada dentro…` Tenía un carácter rayano en la locura; un carácter que algunos calificaban de locura.

Su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. Las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. El colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Las chicas envidiaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. Tenía señales de cuchillas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. Tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía, por el contrario, realzarla.

Yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. Al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. Sencillamente entró y se sentó a mi lado. Yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviese algo que ver con el asunto.

- ¿Tomas algo? -pregunté.

- Claro, ¿por qué no?

No creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. Me había elegido y no había más. Ninguna presión. Le gustó la bebida y bebió mucho. No parecía tener la edad, pero de todos modos le sirvieron. Quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. En fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete v se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. No sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. Le eché el brazo a la cintura y la besé una vez.

- ¿Crees que soy bonita? - preguntó.

- Sí, desde luego. Paro hay algo más… algo más que tu apariencia…

- La gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿Crees de veras que soy bonita?

- Bonita no es la palabra, no te hace justicia.

Buscó en su bolso. Creí que buscaba el pañuelo. Sacó un alfiler de sombrero muy largo. Antes de que pudiera impedírselo se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. Sentí repugnancia y horror. Ella me miró y se echó a reír.

- ¿Crees ahora que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, eh?

Saqué el alfiler y puse mí pañuelo sobre la herida. Algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. El encargado se acercó.

- Mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. Aquí no necesitamos tus exhibiciones.

- ¡Vete a la mierda, amigo! -dijo ella.

- Será mejor que la controles -me dijo el encargado.

- No te preocupes -dije yo.

- Es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que quiera con ella.

- No -dije-, a mí me duele.

- ¿Quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?

- Sí, me duele, de veras.

- De acuerdo, no lo volveré a hacer. Animo.

Me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. Cuando cerraron nos fuimos a donde vivía. Tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. Fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. Se entregaba sin saberlo. Al mismo tiempo retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. Esquizoide. Una esquizo hermosa y espiritual. Quizás algún hombre, algo, acabase destruyéndola para siempre. Espetaba no ser yo.

Nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó:

- ¿Cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana?

- Por la mañana -dije, y me di la vuelta.

Por la mañana me levanté, hice un par de cafés y le llevé uno la cama.

Se echó a reír.

- Eres el primer hombre que conozco que no ha querido hacerlo por la noche.

- No hay problema -dije-. En realidad no tenemos por qué hacerlo.

- No, espera, ahora quiero yo. Déjame que me refresque un poco.

Se fue al baño. Salió en seguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandecientes, toda resplandor… Se desperezó sosegadamente, buena cosa. Se metió en la cama.

- Ven, amor.

Fui.

Besaba con abandono, pero sin prisa. Dejé que mis manos recorriesen su cuerpo, acariciasen su pelo. La monté. Su carne era cálida y prieta. Empecé a moverme despacio y queriendo que durara. Ella me miraba a los ojos.

- ¿Cómo te llamas? -pregunté.

- ¿Qué diablos importa? -preguntó ella.

Solté una carcajada y seguí. Después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. Yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. Cuando estaba en la bañera, entró ella con una gran hoja: una oreja de elefante.

- Sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza.

Y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante.

- ¿Cómo sabías que estaba en la bañera?

- Lo sabía.

Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. No era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor.

Telefoneó una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza.

- Esos hijos de puta -decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas.

- La culpa la tienes tú por aceptar la copa.

- Yo creía que se interesaban por mí, no sólo por mi cuerpo.

- A mí me interesas tú y tu cuerpo. Pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.

Dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabuneando; volví. No había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el bar West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado.

- Vaya, cabrón, has vuelto.

Pedí un trago para ella. Luego la miré. Llevaba un vestido de cuello alto. Nunca la había visto vestida así. Y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. Sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados.

- Maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza…

- No, no seas tonto, es la moda.

- Estás chiflada.

- Te he echado de menos -dijo.

- ¿Hay otro?

- No, no hay ninguno. Sólo tú. Pero ahora hago la vida. Cobro diez billetes. Pero para ti es gratis.

- Sácate esos alfileres.

- No, es la moda.

- Me hace muy desgraciado.

- ¿Estás seguro?

- Sí, mierda, estoy seguro.

Se sacó lentamente los alfileres y los guardó en el bolso.

- ¿Por qué estropeas tu belleza? -pregunté-. ¿Por qué no aceptas vivir con ella sin más?

- Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa.

- Vale -dije-, tengo mucha suerte.

- No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante.

- Gracias.

Tomamos otra copa.

- ¿Qué andas haciendo? -preguntó.

- Nada. No soy capaz de apegarme a nada. Nada me interesa.

- A mí tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta.

- No creo que quisiese establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. Debe ser un fastidio.

- Tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso.

Salimos juntos. Por la calle, la gente aún miraba a Cass.

Aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca. Fuimos a casa y abrí una botella de vino y hablamos. A Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. Ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. Nuestra conversación fluía fácil, sin tensión. Era corno si descubriésemos secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa… de aquella manera que sólo ella podía reírse. Era como el gozo del fuego. Y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. Nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. Fue entonces cuando Cass se quitó aquel vestido de cuello alto y lo vi… vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. Era grande y ancha.

- Maldita sea, condenada, ¿qué has hecho? -dije desde la cama.

- Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Soy bonita aún?

La arrastré a la cama y la besé. Me empujó y se echó a reír:

- Algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. Yo me quedo los diez. Es muy divertido.

- Sí -dije-, no puedo parar de reír… Cass, zorra, te amo… deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco.

Volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. Sentí las lágrimas. Sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. Disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.

Por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. Parecía muy tranquila y feliz. Cantaba. Yo me quedé en la cama gozando su felicidad. Por fin; vino y me zarandeó:

- ¡Arriba, cabrón! ¡Chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete!

Ese día la llevé en coche a la playa. No era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. Vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. Había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. Ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutían ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. Había paz en el aíre. Nos besamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos mucho. Era agradable simplemente estar juntos. Compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. Luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. Era mejor que hacer el amor. Era como un fluir juntos sin tensión. Luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. Se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente: `No`. La llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui.

Al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fábrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. Estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. Me senté y esperé a Cass. Pasaron horas. Cuando estaba ya bastante borracho, me dijo el encargado.

-Siento lo de tu amiga.

- ¿El qué? pregunté.

-Lo siento. ¿No lo sabias?

-No.

-Suicidio, la enterraron ayer.

- ¿Enterrada? -pregunté.

Parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro, ¿cómo podía haber muerto?

-La enterraron las hermanas.

- ¿Un suicidio? ¿Cómo fue?

-Se cortó el cuello.

-Ya. Dame otro trago.

Estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. Conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel `no`. Todo en ella había indicado que le pasaba algo. Yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Era un perro. No, ¿por qué acusar a los perros? Me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años.

Fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. Unos bocinazos escandalosos, persistentes. Dejé la botella y aullé: `MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!`.

Y seguía avanzándo la noche y yo nada podía hacer.

Charles Bukowski.

domingo, 15 de noviembre de 2009

smoke on the water


Todos salimos hacia Montreux
En el litoral de lago Geneva
Para grabar con un celular
No teníamos mucho tiempo
Frank Zappa y The Mothers
Estaban en el mejor lugar alrededor
Pero algún estúpido con una bengala
Quemo todo el lugar
Humo sobre el agua, fuego en el cielo

Se quemaron en el casino
Murió con un ruido tremendo
Funky Claude corría hacia adentro y hacia afuera
Sacando a los niños del sitio
Cuando termino
Tuvimos que buscar otro lugar
Pero el tiempo en Suiza ya paso
Parecía que perderíamos la carrera
Humo sobre el agua, fuego en el cielo

Terminamos en el Gran Hotel
Estaba frío y vacío
Pero con el camión de los Rolling Stones afuera
Hicimos nuestra música allí
Con algunas luces rojas y algunas viejas camas
Hicimos un lugar para sudar
No importa que hayamos salido de esto
Se que nunca lo olvidaremos
Humo sobre el agua, fuego en el cielo


sábado, 14 de noviembre de 2009

miércoles, 11 de noviembre de 2009

the logical song

Cuando era joven,
La vida me parecía maravillosa,
Un milagro, era hermosa, mágica.
Y todos los pájaros en los árboles
Cantaban tan felizmente
Con alegría y juguetones, me miraban.
Pero luego, me mandaron fuera
Para aprender a ser sensato,
Lógico, responsable, práctico.
Me enseñaron un mundo
Donde podía mostrarme digno de confianza,
clínico, intelectual, cínico.
Hay momentos cuando todo el mundo duerme
En que las preguntas se vuelven demasiado profundas
Para un hombre tan sencillo como yo.
¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido?
Se que suena absurdo
Pero, por favor, dime quién soy.
Ahora, cuidado con lo que dices
O te van a llamar radical,
Liberal, fanático, criminal.
¿No quieres apuntarte?
Nos gustaría sentir que fueras
Aceptable, respetable, presentable, un vegetal.

Hay momentos cuando todo el mundo duerme
En que las preguntas se vuelven demasiado profundas
Para un hombre tan sencillo como yo.
¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido?
Se que suena absurdo
Pero, por favor, dime quién soy, quien soy, QUIEN SOY.

Cuando era joven
La vida era condenadamente maravillosa.

martes, 10 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

jamming


ESTAMOS BAILANDO
QUIERO BAILARLA CONTIGO
ESTAMOS BAILANDO, BAILANDO
Y ESPERO QUE TE GUSTE BAILAR, TAMBIÉN
NO HAY REGLAS, NO HAY COMPROMISO, PODEMOS HACERLO DE CUALQUIER MANERA
YO Y YO TE LLEVARÁ A BUEN TÉRMINO
PORQUE CADA DÍA PAGAMOS EL PRECIO CON UN POCO DE SACRIFICIO
BAILANDO HASTA QUE SE ACABE EL BAILE
ESTAMOS BAILANDO
Y PENSAR QUE BAILAR ERA COSA DEL PASADO
ESTAMOS BAILANDO
Y ESPERO QUE ESTE BAILE VAYA A DURAR
NINGUNA BALA PUEDE PARARNOS AHORA, NI ROGARNOS, NI SOMETERNOS
NINGUNO SE PUEDE VENDER NI COMPRAR
TODOS DEFENDEMOS EL DERECHO; JAH LOS HIJOS DE JAH DEBEN UNIRSE
TU VIDA VALE MUCHO MÁS QUE EL ORO
ESTAMOS BAILANDO
Y ESTAMOS BAILANDO EN EL NOMBRE DEL SEÑOR
ESTAMOS BAILANDO
ESTAMOS BAILANDO DIRECTAMENTE DESDE JAH
¡EH! SANTO MONTE SIÓN
SANTO MONTE SIÓN
JAH SE SIENTA EN EL MONTE SIÓN
Y GOBIERNA TODA LA CREACIÓN
SÍ, ESTAMOS...ESTAMOS BAILANDO (MÍRALO)
MÍRALO, ESTAMOS BAILANDO
VES, QUIERO BAILARLA CONTIGO
ESTAMOS BAILANDO (BAILANDO, BAILANDO, BAILANDO)
ESTOY BAILADO: ESPERO QUE ESTÉS BAILANDO, TAMBIÉN
EL BAILE ES POR MI ORGULLO Y LA VERDAD QUE NO PUEDO OCULTAR
PARA MANTENERTE SATISFECHA
EL AMOR VERDADERO QUE EXISTE AHORA ES EL AMOR QUE NO PUEDO RESISTIR
ASÍ QUE BAILA A MI LADO
ESTAMOS BAILANDO, ESTAMOS BAILANDO (BAILANDO)
QUIERO (QUIERO BAILARLA CONTIGO), QUIERO
QUIERO BAILAR CONTIGO AHORA
BAILANDO, BAILANDO (ESPERO QUE TE GUSTE BAILAR, TAMBIEN)
¡EH-EH! ESPERO QUE TE GUSTE BAILAR, ESPERO QUE TE GUSTE BAILAR
PORQUE (QUIERO BAILARLA CONTIGO) QUIERO...CONTIGO
ME GUSTA...ESPERO QUE A TI... ESPERO QUE TE GUSTE BAILAR, TAMBIÉN
QUIERO BAILARLA


miércoles, 4 de noviembre de 2009

close to you




¿Por qué las aves de repente aparecen
Cada vez que estás cerca?
Como yo, ellas quieren estar
Junto a ti.

¿Por qué las estrellas caen del cielo
Cada vez que estás cerca
Como yo, ellas quieren estar
Junto a ti.

El día en que tú naciste
Los ángeles se juntaron
Y decidieron crear un sueño hecho realidad
Así que esparcieron polvo de luna en tu cabello dorado
Y luz de estrellas en tus ojos azules.

Es por eso que todas las chicas de la ciudad
Te siguen alrededor
Como yo, ellas quieren estar
Junto a ti.

domingo, 1 de noviembre de 2009

goin' home


En la colina en la que Custer
libró su última batalla
rodeado por los indios
y con el fusil en la mano.

El viento que aquel día
sopló sobre el campo de batalla
lo pude sentir en mi pelo
mientras me dirigía al centro.

Sorteando los edificios,
atajando por las calles,
rebanando la cultura
y apilando las semanas.

De vuelta a casa, estoy de vuelta a casa.

Te visito inesperadamente, amigo,
"como tiempo atrás",
dijo el tonto que firmó el papel
con surtidos lodos.

No es fácil ablandar un corazón de piedra
pero por ti haré el intento
de buscarte alojamiento
y mirar de contentarte.

Quizá pensabas que fue fácil
malvender la vida
para no tener qué vivir
con las promesas que hiciste.

De vuelta a casa, estoy de vuelta a casa.

Esquiva, colgó el teléfono,
fue de celda en celda,
con una mirada expresiva
y haciendo lo debido.

Dio la vuelta en el puente de madera,
hacia el campo de batalla,
con un millar de guerreros sobre la colina
e intentó desconectar su radio.

Sonaban tambores de guerra
en torno a su coche
y vio cómo sus ropas se convertían
en cielo y estrellas.

De vuelta a casa, estoy de vuelta a casa.